El planteamiento surge a raíz de la necesidad de modernizar la vivienda adecuando las estancias a las necesidades del cliente. Desde un primer momento, el esquema estructural de la misma responde a una doble polaridad.
Por un lado la zona de día conformada por salón comedor y cocina abierto totalmente a la calle principal (Juan Llorens), en perfecta transición con el espacio exterior mediante los grandes ventanales de suelo a techo con puertas de madera abatibles que dan paso al balcón corrido. Como consecuencia obtenemos un espacio muy luminoso lo que nos proporciona mucha más amplitud. En el extremo opuesto, la zona de noche dividida en dormitorio, despacho y baño. El deseo del cliente era tener un pequeño espacio de trabajo con carácter privado. Así pues su disposición permite el aislamiento completo mediante un mecanismo de paneles móviles o la apertura del mismo al resto de la estancia, siempre dentro del dormitorio personal.
En cuanto al valor estético, el proyecto gira entorno a la simplicidad y el minimalismo con ciertos toques de arquitectura japonesa. Todo ello se obtiene gracias al uso de unos pocos materiales escogidos. La clave es el uso de materiales puros y al desnudo, como por ejemplo el hormigón pulido en los pavimentos, en la estructura o la utilización de la madera dándole gran protagonismo al mobiliario.
